Concierto: Gregory Porter en Madrid
Crónica del concierto ofrecido en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa por el cantante Gregory Porter, Grammy 2014 al mejor disco de jazz vocal, acompañado por Chip Crawford (piano), Tivon Pennicott (saxo tenor), Jahmal Nichols (contrabajo y bajo eléctrico) y Emanuel Harrold (batería).
Gregory Porter en Madrid, 26 de noviembre de 2016
Gregory Porter es una de las sensaciones del momento. Un tío que lo tiene prácticamente todo para llegar y gustar a un amplio espectro de gente, incluso a aquella más a priori alejada del jazz. Tiene voz, tiene fórmula definida, tiene magnetismo, tiene encanto, sabe lo que quiere y cómo lo quiere en todo momento y así lo ha ido demostrando en el transcurso de sus discos.
Con estas premisas y dos álbumes nuevos en el mercado publicados este mismo año (uno de estudio. “Take Me To The Alley” y otro en directo, “Live In Berlin”), el cantante nacido en Sacramento se presentó el pasado 26 de noviembre en el Teatro Fernán Gómez, algo tocado vocalmente (como así atestiguaba la bebida caliente que le calmó la garganta en todo el concierto) y en cuarteto, acompañado de dos de sus músicos habituales, el pianista Chip Crawford y el batería Emanuel Harrold y dos nuevas incorporaciones con respecto a pasados directos, el bajista Jahmal Nichols y el saxo tenor Tivon Pennicott sustituyendo respectivamente a Aaron James y al carismático alto japonés Yosuke Sato, presentes ambos en su último trabajo.

El cantante Gregory Porter con su banda al completo, en el Teatro Fernán Gómez.
A partir de aquí, y con esa imponente voz con la que, aun tocada por un inmisericorde e inoportuno catarro, puede llegar a hacer auténticas burradas con una eficacia propia de los grandes crooners del gospel, ora potente y ora dulce, cadenciosa e incluso lúgubre, fue desgranando y entremezclando propuestas procedentes de todos sus discos que el público ya sí reconocía a la primera. De esta forma, desfilaron por el escenario una gran versión del Work Song de Nat Adderley, memorables e íntimas píldoras como su No Love Dying (con dedicatoria irónica incluida a su nuevo presidente, Donald Trump) o las esperadas bombas atómicas 1960 What? o, ya en los bises, Free, gran interpretación de una de las mejores canciones de su tercer disco Liquid Spirit que, sorpresivamente y con un Jahmal Nichols disfrazado de Larry Graham al bajo eléctrico, mezcló a la perfección con el funkarra Thank You (Falettinme Be Mice Elf Agin) de, nada menos que Sly & The Family Stone y que sirvió de sólido punto final a una noche intimista, de intercambios de complicidades y sinergias con un vocalista de una pieza.

Gregory Porter y Jahmal Nichols con el contrabajo.
Lo que queda meridianamente claro es que Porter es una pantera. Un excepcional vocalista, quizá uno de los mejores y más dotados de nuestros días, capaz de emocionar en varios registros, rescatar el gospel primigenio y ponerlo al servicio de su fórmula. Una fórmula que puede resultar conservadora, sencilla y difícilmente extraíble de una zona de confort, quizá, demasiado cómoda pero con una calidad innegable que llega casi sin querer a toda clase de público abriendo, al mismo tiempo, el camino a musicalidades diferentes en un imaginario colectivo y popular colonizado por los ritmos ultraproducidos y el “easy listening”. Y eso es un mérito sólo suyo. Y es que, como diría aquel: “Si hay que arriesgar se arriesga, pero arriesgar pa ná es tontería”. Así sea. Y, a veces, se agradece.
© Rodrigo López Muñoz “Donny”, 2016
Fotos © Álvaro López del Cerro / Madrid Destino
Vídeo de Gregory Porter y su banda en Berlín, poco antes de su concierto en Madrid:
Me gusta cómo escribes, chaval.
Se nota tu amor por la música y tu gran bagaje de aficionado a algunos de los maravillosos estilos musicales que existen, pero, sigo decepcionado por tu insistencia a negarte a comentar los grandes éxitos de mi amado y nunca buen ponderado J.L. Perales 😉😉😉
Jajajajajaja ;)