
Hamid Drake & Bindu «Reggaeology»
Se podría decir que una de las pocas cosas que tienen formalmente en común las grabaciones que Hamid Drake edita a nombre de su grupo Bindu es que no se parecen en nada entre sí: en «Bindu» (Rogue Art, 2005) el baterista se rodeó de un nutrido grupo de saxofones (cuatro) para viajar de África a India; en «Blissful» (Rogue Art, 2008) lo hizo de dos guitarras, dos contrabajos y una vocalista y desarrolló música fundamentalmente improvisada, también muy imbuida de componentes africanos; «Reggaeology», tercera grabación del grupo, sirve a Drake para dejarse llevar por los ritmos jamaicanos del reggae.
Es curiosa esta nueva encarnación de Bindu: guitarra, dos trombones, contrabajo y batería, además de los inclasificables ritmos vocales y recitados de Napoléon Maddox. Con una formación así es inevitable que el disco suene terroso, que la música se hunda al son de los irresistibles ritmos caribeños en un viscoso sustrato musical que enlaza Jamaica con el oeste africano. Lo que quizá no era tan inevitable era que el invento funcionase así de bien: Reggaeology es convincente, embauca los sentidos mientras menea las tripas y da fe (una vez más) de la versatilidad y riqueza del trabajo de Hamid Drake, tanto a los tambores como a los mandos de la nave.
Total, que no es necesario ser aficionado al reggae para disfrutar a tope de «Reggaeology». Es más, este que os escribe no habría dudado mucho en definirse, hasta hace un par de semanas, como impermeable al encanto de estos ritmos y atmósfera tozudamente repetitivos y ahora, por culpa de los Bindu de Drake, está empezando a pasarlo pipa con algunas cositas que los colegas le han recomendado. Eso sí, dudo que quepa inscribir este nuevo trabajo de Hamid Drake en el género sin más: ni los macizos trombones de Jeff Albert y Jeb Bishop, ni los ricos juegos rítmicos de Drake, ni el hermoso y contundente sonido del contrabajo de Josh Abrams remiten a lo que los ignorantes entendemos por reggae; además, rugosas improvisaciones infectan de jazz la grabación (de un jazz que tira a free, además) y dificultan felizmente su cómodo etiquetaje.
Pero hay más: quizá para explicitar esa conexión Jamaica-África de que hablaba más arriba, Drake intercala en su disco tres cortes de influencia rítmica claramente africana (Hymn of Solidarity, The Taste of Radha’s Love y Take Us Home) que, si bien desubican geográficamente la grabación, no la desvirtúan en absoluto. Todo lo contrario: «Reggaeology» resulta un experimento tan sorprendente como coherente.
Qué duda cabe que los aficionados que deseen ceñirse a un jazz sin aditivos harán bien en dejar pasar esta oportunidad de mover el esqueleto que les brinda Hamid Drake; al resto, en cambio, puede que les sorprenda gratamente la música contenida en «Reggaeology».
© Ricardo Arribas, 2010
Uno de los temas del disco en un audio de YouTube
Video en directo en 2010 de un fragmento del tema Kali’s Children No Cry incluido en el disco
No hay comentarios