
Thelonious Monk «Genius Of Modern Music, Volume 2»
El segundo volumen de las peripecias de Monk en Blue Note, que tan sagazmente titularon «Genius Of Modern Music Volume 2» al editarlas en formato cd, reúne dos sesiones únicamente: las que tuvieron lugar el 23 de julio de 1951 y el 30 de mayo de 1952.
En la primera encontramos a Monk acompañado por el vibráfono fluido y resonante de Milt Jackson, que dulcifica en cierta medida el sonido un tanto tosco del pianista. Resulta curioso lo bien que congeniaron Monk y Jackson, quien haya quedado prendado de esta singular unión puede profundizar en ella escuchando «Milt Jackson And The Thelonious Monk Quintet». Art Blakey, que también solía tocar a base de pisotones, también se llevó musicalmente de perlas con nuestro pianista… así, poco a poco vamos conformando dos frentes en esta sesión: de un lado la ruda y evocadora aritmética de Monk y la percusión restallante de Blakey, del otro la fluidez y engañoso clasicismo de Jackson y el walking conciliador de Al McKibbon. En medio queda, sin pareja, Sahib Sihab, con su sonido pelín árido pelín rasposo, al saxo alto.
La cosecha: un nuevo puñado de futuros standards del jazz (Four In One, Eronel, Criss Cross, Straight No Chaser, Ask Me Now) más uno ya viejo (Willow Weep For Me). Todos ellos bien regados del encanto voluble de Monk, de su trastornado y fascinante sentido del swing y de la gran interpretación del grupo que se le unió aquel día.
La segunda sesión contenida en el cd es menos famosa pero igualmente atractiva: Skippy, Hornin’ In, Sixteen y Let’s Cool One, más dos standards (Carolina Moon y I’ll Follow You). Si alguien no ha escuchado estos temas en otras versiones puede caer en la tentación de pensar que son menos potentes que otros más conocidos y versionados de Monk: error, no se ha constatado la existencia de una composición de Monk que no sea alucinante.
Esta vez no tenemos a bordo a Milt Jackson, pero la formación ha crecido un poco: junto al pianista están el trompetista Kenny Dorham y su sonido lleno y perfectamente modulado, el clasicismo actualizado de Lucky Thompson, la levedad indeterminada de Lou Donaldson, otro contrabajista de brillante walking (Nelson Boyd) y Max Roach a la batería (que aporta al conjunto una fluidez no exenta de contundencia, sorprendente el contraste con Blakey). Siempre he sentido debilidad por Let’s Cool One, pero mires donde mires lo pasarás en grande: Hornin’ In o la preciosa versión de Carolina Moon, por ejemplo.
Tampoco con este disco tiene mucho sentido andarse con medias tintas: si uno tiene respeto a su afición debe hacerse con él, con la ventaja de que difícilmente le traerá su escucha otra cosa que placer. El universo musical de Thelonious Monk es un océano revuelto en el que da gusto chapotear, como sin duda hacía él cada vez que se sentaba al piano.
Me quedo disfrutando de la luminosa melancolía monkiana inducida por I’ll Follow You y Ask Me Now, un tema de cada sesión.
© Ricardo Arribas, 2010
Thelonious Monk en 1966 tocando el Don’t blame me a piano solo
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