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Me llega este curioso documento que ha distribuido el Auditorio Nacional de Madrid en el programa de mano del concierto de anoche, a ver qué os parece.

DECÁLOGO DE BUENAS MANERAS
1. No use demasiado perfume. Hay muchas personas que son alérgicas.
2. Si trae a un niño, asegúrese de que las buenas maneras forman parte de la experiencia. A ellos les encanta aprender cosas nuevas.
3. Quite los envoltorios a caramelos antes de que empiece el concierto.
4. Asegúrese de apagar móviles, "buscas" y alarmas de los relojes.
5. La obertura y los bises forman parte del concierto. No haga ruido durante su realización.
6. Nota a enamorados: cuando os apoyáis el uno en el otro, impedís la visión de la persona que está detrás.
7. No debe hablar, ni tararear, ni cantar, ni marcar el tiempo con el cuerpo. Si tiene que toser, hará mucho menos ruido si se tapa la boca con un pañuelo.
8. Espere a una pausa antes de rebuscar en un bolso o bolsillo.
9. El aparcamiento sí está muy ocupado, y puede ser difícil encontrar transporte público, pero es de mala educación salir del concierto durante su ejecución.
10. La regla de oro: Trate a otros como quiere que le traten a Vd.

Además, en la contraportada añaden esto:
La Filarmónica de Berlín incluye en sus programas de mano el texto e ilustración que reproducimos en el nuestro de hoy.
La acústica de esta sala es tan buena que incluso el ruido de ambiente es claramente perceptible. Las toses merman la concentración del artista y perjudican el disfrute de la música por parte del oyente. Rogamos intenten evitar toser y carraspear durante el concierto (¿caramelos?) * La intensidad del sonido se puede amortiguar considerablemente con el uso de un pañuelo. Se lo agradecemos a Vds. de antemano ¡y a Vicco von Bülow por su dibujo!
* sin envoltorio.
(no he podido encontrar la imagen para enlazar aquí, pero es una señal de prohibido toser).

Claro, en el jazz hay algunas de estas cosas que serían impensables, como lo de no seguir el ritmo con el cuerpo, pero en general me parece bien. Es más, he sufrido en mis carnes la mayoría de los problemas que se retratan en esa lista.

A mí me expulsan fijo... no como, fumo ni bebo durante los conciertos, ni por desgracia hago manitas con nadie, pero no me puedo parar mucho, y mira que me esfuerzo por que no se note. Siempre pienso "¿molestaré al de al lado con el meneíto de la butaca?".

Un besazo Ana B, nos vemos pronto ¿eh?

Saludos

mogambo escribió:

A mí me expulsan fijo... no como, fumo ni bebo durante los conciertos, ni por desgracia hago manitas con nadie, pero no me puedo parar mucho, y mira que me esfuerzo por que no se note. Siempre pienso "¿molestaré al de al lado con el meneíto de la butaca?".

Un besazo Ana B, nos vemos pronto ¿eh?

Saludos

Pues sí que te mueves en la butaca, sí, pero no molestas nada, ¡animas mucho el ambiente!
Ahora, que yo tampoco me quedo manca. Cuando me gusta un concierto también me muevo bastante... ahora que lo hablamos, espero no molestar mucho yo tampoco.

¡Pues claro que nos vemos pronto, tengo muchas ganas!

Vaya, qué decálogo más apropiado. Debiera figurar, siempre, en toda programación. Son unas normas que casan perfecto con mi intolerancia. Eso sí, y siguiendo con mi propensión a la arbitrariedad, para conciertos de jazz, quitaría la restricción de "marcar el tiempo con el cuerpo". Nunca encontré manera de sujetar quietos, cuando menos, los pies.

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"Había aprendido sobradamente en su vida cuánto hay que valorar toda sincera inclinación en un mundo donde imperan, en realidad, la indiferencia y la apatía."
Goethe, en Las afinidades electivas.

Ana B escribió:

3. Quite los envoltorios a caramelos antes de que empiece el concierto.

En el último concierto al que fui (Pharoah Sanders aquí en Coruña), había unas señoras muy majas a mi derecha, muy amigas ellas, deduje, pues no paraban de cuchichear. Pero el momento más divertido de la noche fue cuando en un solo de bajo (de verdad creo que escogió el momento), decidió abrir un caramelo. Y ya debía estar bien forrado, porque no exagero si digo que le llevó un puñetero minuto abrirlo. Poco me faltó para quitárselo de las manos. Arrggg!!

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En el concierto de Ornette, como vecinos de butaca me tocó una pareja. Ella no dejaba de preguntar, y él, tan gentil, le respondía unas largas peroratas, ilustrativas sobre la música en cuestión, según deduje de las palabras sueltas que pude captar. A los dos minutos me habían cabreado del todo, y aun a riesgo de ser del todo antipática, les pedí que se callasen ya de una buena vez. No está acaso la calle llena de bares en donde conversar, por qué tienen que ir a un concierto a molestar a los demás? No solo los músicos necesitan de concentración; el público, también.

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"Había aprendido sobradamente en su vida cuánto hay que valorar toda sincera inclinación en un mundo donde imperan, en realidad, la indiferencia y la apatía."
Goethe, en Las afinidades electivas.

Pues sin ir más lejos, en el concierto de Allen Toussaint en el Village Vanguard que ya ha comentado Memphis, había en primera fila una individua del todo apasionada con el espectáculo (¿y quién no?), que cada dos por tres gritaba ¡¡uuuhhhhh!!!, ¡¡¡uauhhhh!!!! y demás aullidos. Además, aplaudía como una descosida no solo al terminar cada solo, sino casi cada nota, arrancaba a dar palmas cada vez que el ritmo se aceleraba un poco, como si estuviera en las fiestas de su pueblo.

Para colmo, se fue animando poco a poco y al rato empezó a hablar con los músicos, a hacerles comentarios cada vez que terminaban un tema... En fin, que la muchacha debía creer que estaban tocando solo para ella. Y a mí me estaban entrando unas ganas locas de inmovilizarla y amordazarla.

Otra chica que estaba a su lado por fin le dio un toque y parece que la cosa se calmó un poco...

Ana escribió:

Citar:

Y a mí me estaban entrando unas ganas locas de inmovilizarla y amordazarla

Menos mal que no solo a mí me dan esos arranques de pensamientos cuasi criminales...

Y por lo visto aquí en el foro tenemos a uno que desataría nuestra ira, Ana, pues veamos lo que rubricó en otro hilo, este sedicioso :
Jorge escribió:

Citar:

los tres que más me han impresionado en aquellos años: Henderson en el Vanguard (los que gritamos como posesos en el disco en directo somos Wynton, Branford, Wallace Roney, y diez o doce entonces "chavales" más entre los que estaba yo)

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"Había aprendido sobradamente en su vida cuánto hay que valorar toda sincera inclinación en un mundo donde imperan, en realidad, la indiferencia y la apatía."
Goethe, en Las afinidades electivas.

Perdona, pero nosotros sabíamos donde y cuando gritar para demostrar nuestra admiración con respeto, y como prueba, ahí está el disco que editó Blue Note, donde se nos escucha perfectamente (sobre todo a Wynton, que tiene acento sureño hasta para decir "Yeahhhhhhhh"). Y eso a pesar de que lo que tocaron en esos días Henderson, Carter y Foster, os hubiese sacado de vuestras casillas y hecho gritar de admiración a todos los aquí presentes, aunque a alguno le corra agua de Vichy por las venas.

Para mi, el ejemplo de lo que es un buen público está en sitios como Marciac, donde la gente demuestra un equilibrio entre entrega, pasión y respeto, admirable. Una de las peores experiencias que he vivido en un concierto por culpa de vecinos la pasé en uno de Ben Harper en Madrid, en la sala Sol, donde un payaso intentaba camelarse a una estudiante austro-húngara en programa de Erasmus sin hacer ni puto caso al concierto, gritándole a la oreja a un volumen y sin parar, que no nos dejaba ni escuchar a Harper. Tras varias miradas asesinas de una chica que me acompañaba, que mide como metro cincuenta y cinco pero llenos de una mala hostia difícil de igualar, que no sirvieron de nada, le tuve que invitar al chaval a que si quería un polvete, se llevase a la chavala fuera a convencerla como le diese la puta gana, o me lo llevaba yo a él por el cuello al baño para garantizarle un servicio. Encima se me puso farruco el niñato...

Y otra, terrible, en un concierto en Vitoria donde yo intentaba por todos los medios encontrar la magia de Brad Mehldau que no aparecía por ninguna parte, y un imbécil fusionero, de esos de camisas a rayas y gomina, a mi lado, no paró durante dos temas de chasquear los dedos. Al final, como tampoco fue bastante con tres o cuatro miradas asesinas para que parase, le tuve que decir al oído de manera muy educada que o paraba o le iba a llevar yo el ritmo, y además sin perder el compás como Rossy, metiéndole mis dedos en el ano, dos o tres según fuese un standard o una de sus gloriosas composiciones lo que interpretase Mehldau.

¿Lo peor? En los dos casos, y en algún otro que me ha tocado padecer, luego siempre tengo que aguantar cuando no me callo que soy un maleducado. Hay que joderse...

zoógrafa escribió:

No solo los músicos necesitan de concentración; el público, también.

Desde luego, muy de acuerdo. El ejemplo me vino a la mano anoche, sin ir más lejos, en un concierto de Miguel Poveda.
Para contar lo que sigue, quizá debería abrir un nuevo hilo llamado "Antología del mal hacer en el Teatro Calderón". Aunque parezca increíble, en el vestíbulo se vendía comida y bebida, y algunas personas entraron en la sala con un voluminoso recipiente de palomitas de maíz. Penoso y de vergüenza ajena.
Me sorprende más aún sabiendo que Poveda no aguanta el ruido durante sus actuaciones y pide silencio cuando corresponde.
Por fortuna, nadie se nos sentó cerca en esas condiciones, pero no me quiero ni imaginar, por ejemplo, a Poveda cantando con el alma desgarrada y alguien a mi lado rascando el bote.
Para terminarlo de remediar, el teatro está hecho una pena, se cae a pedazos. En fin, que ya sabemos dónde no tenemos que volver...

A mí me violenta bastante que se hagan normas con estas cuestiones: "Toserás con la mano ante la boca", "no traerás a los llorones de tus hijos a los conciertos", "no te menees en la silla", "te pellizcarás un huevo cuando te entren ganas de estornudar"...

Joder, ya hay demasiadas leyes, no hagamos más. Ojalá bastara con que cada cuál se fijase un poco en qué cosas pueden molestar al resto de aficionados.

Un saludo

Voy leyendo los mensajes de este hilo y no tengo clara cual es mi posición. De entrada me parecería muy incómodo que me pusieran unas normas de comportamiento en el programa, aunque fueran de sentido común como es el caso que plantea Ana B. Me parece lamentable que la organización necesite poner ese decálogo, porque se desprende que el público habitual de esos conciertos son tan irrespetuosos como maleducados, y necesitan que alguien les recuerde como comportarse correctamente. Pero a veces he visto conciertos calientes en algún vídeo en países del norte de Europa y da pena lo estático y frío que se muestra el público. Encuentro fuera de lugar hacer ruido con el papel del caramelo cuando está sonando algo íntimo, cuando el silencio es un componente de lo que se escucha, pero también encuentro cojonudo que cuando un espectador esté emocionado pegue un grito descontrolado a tiempo. Seguramente hay conciertos en los que me molesta hasta el sonido de la respiración de mi vecino, y hay otros en los que soy yo el que no me quedo quieto y pego algún grito.

No sé... las normas en este tipo de espectáculos no pueden ser generalistas, además cada cultura tiene sus características que son difíciles de neutralizar. Los latinos tenemos el sanbenito (yo creo que justificado) de ser más extrovertidos y ruidosos, y eso es un inconveniente para no transgredir alguna de esas normas. Hay alguna que sí podría ser generalista, la del perfume y lo de los malditos teléfonos móviles, pero con el resto yo tengo manga ancha. Aunque siempre estoy a tiempo de volverme más intolerante, depende del humor de aquel día para que encuentre simpático o pesado al individuo que no observa alguna de esas normas elementales, pero seguro que me molestará el tipo correcto que me mire mal si he tenido la necesidad de pegar un grito.

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http://www.lastfm.es/user/cgardeta

Hola.

Lamentablemente, se trata de que la falta de educación campa a sus anchas y de que las más básicas reglas de urbanidad y respeto se han perdido. Parezco un viejo hablando, lo sé, pero es que lo vivimos día a día. Odio sobremanera que me digan como he de comportarme, pero es que estas normas están hechas para los que no saben hacerlo, luego, no me importa que se las recuerden.

Saludos.

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CARPE DIEM

Jorge escribió:

Citar:

Perdona, pero nosotros sabíamos donde y cuando gritar para demostrar nuestra admiración con respeto, y como prueba, ahí está el disco que editó Blue Note, donde se nos escucha perfectamente

Seguro que fue así, solo te dije sedicioso para "molestarte" un poco...

Jo Jones escribió:

Citar:

Odio sobremanera que me digan como he de comportarme, pero es que estas normas están hechas para los que no saben hacerlo, luego, no me importa que se las recuerden.

Del todo de acuerdo con Jo Jones. A los memos que asisten a los conciertos y uno se pregunta que por qué están allí, si la música parece que es lo que menos los convoca en ese momento, pues a lo único que se dedican con obstinación, es a fastidiar de una u otra forma a los demás, no queda otra, más que hacerles leer un decálogo como el que Ana pone de ejemplo al inicio del hilo.

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"Había aprendido sobradamente en su vida cuánto hay que valorar toda sincera inclinación en un mundo donde imperan, en realidad, la indiferencia y la apatía."
Goethe, en Las afinidades electivas.

Citar:

A los memos que asisten a los conciertos y uno se pregunta que por qué están allí

-Porque el jazz, aunque os repatee, mola.
-Porque se puede ligar con gente mucho más interesante que en el fútbol.
-Porque les gusta que les vean en algo que se supone que es culto y sofisticado.
-Para poder decir que han estado, es como la gente que viaja a la japonesa, registrando todo en foto para poder enseñarlo, aunque sea a si mismos.

Lo que cuenta Jorge me recuerda a cuando fui a ver a Mehldau-Metheny-Ballard-Grenadier. Recuerdo que le comenté a mi amigo que era unos virtuosos de la leche, pero que el concierto me estaba pareciendo soporífero. Todo esto muy bajito y tal. Y me salta un niñato de conservatorio que va de rojo por la vida y que su papá le lleva y recoge de los conciertos, que me callase, que estaban en un concierto y que si no entendía la esencia teórica de la música que estabamos presenciando que mejor me fuese.

Yo amablemente le conteste que me dejara en paz si no deseaba ver la Picasso Guitar introducida en su recto.

Y bien calladito que se quedó, durante el resto de las dos horas coñazo de concierto que quedaban.

Saludos.

RBFunk escribió:

Yo amablemente le conteste que me dejara en paz si no deseaba ver la Picasso Guitar introducida en su recto.

Buena amenaza, desde luego

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Tocho escribió:

Hay alguna que sí podría ser generalista, la del perfume y lo de los malditos teléfonos móviles, pero con el resto yo tengo manga ancha.

También están los que no se han cambiado de camisa en quince días, puestos a elegir prefiero el perfume aunque sea patchouli.

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http://www.diariofolk.com

Memphis_slim escribió:

También están los que no se han cambiado de camisa en quince días, puestos a elegir prefiero el perfume aunque sea patchouli.

Jo jo jo coñññññño, memphis, no pensé que pudiera llegar a ser tan dura la vida del aficionado conciertero. Es que los que vais a tantos terminais encontrando de todo.

Un saludo

mogambo escribió:

Es que los que vais a tantos terminais encontrando de todo.

¡Y tanto! No te digo más, una vez hasta había a nuestro lado un señor que parecía que se había muerto, y no por el olor, sino porque no se movía y estaba en una posición un tanto extraña. La Trompa fue testigo, supongo que se acordará.
También vi una vez un tío comiéndose un filete con cuchillo y tenedor en el cine...