¡Y tanto! No te digo más, una vez hasta había a nuestro lado un señor que parecía que se había muerto, y no por el olor, sino porque no se movía y estaba en una posición un tanto extraña. La Trompa fue testigo, supongo que se acordará.
¡Ostras, claro, el muerto del Johnny!
Algún día alguien tendrá que escribir un cuento sobre el espectador cadáver. Un tío que va a los conciertos y en cuanto empieza a escuchar jazz se muere... hasta que los aplausos le hacen abandonar su absoluta rigidez y lo traen otra vez al mundo de los vivos. ¿Se encontrará durante sus minutos de muerto con Albert Ayler, Wardell Gray, Chet Baker o Jaco Pastorius? Lo cierto es que cuando lo tienes sentado al lado (como le tocó a Memphis este año) no sabes si acercarle un espejo a la nariz o pincharle la mano con un alfiler. Esto nos pasa por ir a escuchar música de negros.