El jazz de los lofts, el jazz fusion, el jazz vanguardista del sello alemán ECM, los sellos independientes al margen de la gran industria, la mujer en el negocio del jazz, y un cambio generacional con una visión mucho menos sexista, fueron circunstancias que marcaron la década.
En los 60 se produjeron hechos que marcaron un antes y un después en la mentalidad de la sociedad tradicional norteamericana. Una nueva generación descontenta, y dispuesta a transformar la realidad, tuvo una influencia capital en todos los ámbitos, incluido el papel de la mujer en el jazz.
Los años 50 estuvieron marcados por la decadencia de las grandes orquestas con la consodilación del bebop, un estilo bastante menos glamuroso. En este contexto la mujer en el jazz tuvo que adaptarse a las nuevas condiciones, sin el abrigo de las orquestas de todo chicas.
La II Guerra Mundial cambió de la noche a la mañana el papel de la mujer en el ámbito laboral, y las orquestas de swing de todo mujeres culminaron su época dorada. En paralelo, otras mujeres tozudas y con talento empezaron a consolidar su lugar en un entorno hostil dominado por hombres.
La década de 1930 estuvo marcada por el peso de la Gran Depresión, con este panorama la mujer en el jazz continuaba teniéndolo muy crudo pero, cómo se verá, su presencia empezó a hacerse visible, y las orquestas de todo mujeres experimentaron un auténtico boom.
El jazz en los años 20 tomaba carta de identidad, y en ese proceso la mujer tuvo su papel. La mujer en el jazz comenzaba una aventura con todos los elementos en contra, pero muchas mujeres no se resignaron a un papel pasivo. Este capítulo de la mujer en el jazz trata de todo eso.
Son cantidad los músicos que se embarcaron en la práctica de un jazz avanzado en los años 50, pero se reduce a unos cuantos los que llegaron a ser conocidos. Esta es la historia de uno de los músicos con talento que no culminaron con éxito su gran vocación.