John Scofield, country jazz en Bilbao
Crónica del concierto celebrado en Bilbao por el cuarteto de John Scofield con Steve Swallow (bajo), Bill Stewart (batería) y Larry Goldings (órgano), en el ciclo 365 Jazz Bilbao organizado por la Fundación Bilbao 700, presentando su nuevo disco “Country For Old Men”, publicado por Impulse!

Portada del reciente disco del cuarteto de John Scofield publicado por Impulse!
El caso es que aunque algunos les pesase, esto siempre ha estado ahí. La famosa anécdota de un Buddy Rich casi moribundo al que la enfermera le pregunta antes de entrar al quirófano para intentar por enésima vez salvar su vida, si es alérgico a algo, y responde con un “sí, al country”, explica muy bien esta falsa apariencia. Chet Atkins, uno de los grandes guitarristas de todos los tiempos, y en la práctica además el músico que define el más famoso estilo de la música country, el sonido Nashville, fue un ejemplo de ello: era también un soberbio intérprete de jazz. Tres de los grandes representantes del jazz y de la guitarra de final del siglo también se han zambullido de maneras distintas en el mundo del country.
La similitud de Bill Frisell casi desde sus comienzos con la de muchos músicos country, es evidente. Ya en su madurez, con aquel impresionante «Have A Little Faith» demostró que los repertorios de la música clásica, el folk, el country o country rock, incluso el pop más comercial, podían ser integrados perfectamente en el jazz. Además con ese monumento al eclecticismo prácticamente definió parte de un estilo, el Americana, que es de lo más interesante que ha ocurrido a finales del siglo pasado y principios de este en los Estados Unidos, y ha infectado el rock y el country más alternativos. Hoy día es tan habitual encontrarse a este músico tan influyente embarcado en todo tipo de proyectos personales como colaborando con los mejores artistas del country rock actual más interesante. Por poner algunos ejemplos, Joe Henry, Lucinda Williams, Carrie Rodriguez o Laura Veirs.
Pat Metheny también tiene, en un estilo completamente distinto, una conexión directa con este mundo. Era apreciable en sus primeros discos de los ochenta, pero evidente cuando colabora con su viejo amigo Charlie Haden, revisando en esa joya tardía del contrabajista, «Rambling Boy», la música en la que ambos se criaron, el country.
John Scofield no parece, en principio, tan ligado a esta música, y cuando se anunció el disco que ha dado lugar a esta gira del 2016, la cosa no prometía demasiado. Dos de sus discos anteriores más recientes han revisitado los repertorios rhythm & blues de Ray Charles y de la ciudad de Nueva Orleáns, y sus resultados han sido desiguales, por no decir de lo menos interesante de su brillante carrera. Éste parecía que podría ir por los mismos derroteros, lo comercial o lo más fácil, por no llamarlo sencillamente simplón. Menuda sorpresa, el disco es fantástico, y el concierto que vimos ayer, espectacular. Scofield tiene 65 años y se crió en Ohio; esta es la música con la que lo hizo, como la mayor parte de la gente de su edad o mayores que él en la Norteamérica rural. Junto a Steve Swallow, la cosa promete más aún, si recordamos que este gran músico descubrió su peculiar manera de afrontar el bajo eléctrico junto a Gary Burton. Este vibrafonista fue uno de los grandes precursores de esa fusión entre el country y el jazz que tanto sigue sorprendiendo, y su impresionante «Tennessee Firebird» es un indispensable para los que amamos estas dos músicas, un disco de culto que han hecho falta nada menos que cincuenta años para darnos cuenta de lo revolucionario que fue y probablemente todavía es.

John Scofield, Steve Swallow y Bill Stewart en el 2012 Jarasum Jazz Festival.
Es difícil explicar la magia y la grandeza de lo que vimos ayer. A los menos acostumbrados al jazz moderno que vinieron a ver como esta música se mezcla con el country seguro que les sorprendió ver una deconstrucción como la que ejecutaron de manera soberbia sobre el tema más famoso del disco y el concierto, I’m So Lonesome I Could Cry de Hank Williams, del que se han hecho cientos, tal vez miles de versiones. A mi me sorprendió algo distinto, y seguro tras escuchar la reacción tan cálida y entusiasta del público más frío que conozco en el mundo entero (sin duda el de mi ciudad), que no fui el único. Dos baladas nos hicieron llorar de emoción a muchos, el lirismo que alcanzaron con ellas fue indescriptible, y lo que hicieron con el tradicional Wayfaring Stranger fue algo sencillamente descomunal. Un arreglo genial, sosteniendo esta canción que habla de la muerte como pocas, con un backbeat lentísimo pero lleno de la energía de las second line de los funerales de Nueva Orleáns, produjo momentos de los más fascinantes que he visto en directo.
La genialidad del mejor batería capaz de hacer algo así no siendo de esa ciudad, o cualquier otra cosa en cualquier otro tema, es un prodigio. La fuerza que un Swallow con 76 años transmitió con una clase y un romanticismo sobrecogedores, estoy seguro de que nos va a durar a los asistentes un tiempo largo. La naturalidad y el gusto exquisito del pianista y organista dejaron claro porque tantos músicos de cualquier estilo lo quieren como sea en sus bandas. La honestidad con la que uno de los más grandes guitarristas de nuestro tiempo se desnudó tocando una música que es evidente cuanto ama, fue aún más sobrecogedora, si cabe.
Una de las cosas más bonitas que he visto nunca en un escenario, y no será por no haber visto algo más que unos cuantos conciertos de todo tipo en mi vida. Hacía tiempo que no lloraba tan a gusto y tan emocionado, y además viendo como disfrutaban junto a mí dos de mis mejores amigos, que no pueden tener gustos más distintos. Pero es que lo que vimos fue, sencillamente, de una belleza aplastante. Hasta para quien no tuviera idea que iba la cosa.
© Jorge López de Guereñu, 2016
Pequeño documento de la sesión de grabación de “Country For Old Men” del cuarteto de John Scofield.
Contagioso entusiasmo el de tu comentario, Jorge, muchas gracias… espero poder vivir en directo lo que hace este cuarteto en el escenario, cuando pasen por Madrid el próximo mes.
Hola amigo. No te lo pierdas, será magnífico, sin duda. Si puedo, yo también estaré ahí, y me encantaría que lo viésemos juntos.
Uy Jorge, se me pasó tu respuesta, la veo ahora que he terminado mi comentario del concierto y repaso el tuyo para comprobar lo diferentes que son ambos… aún cuando los dos lo pasamos teta en el concierto. Confío en que un día coincidiremos en persona, será glorioso si además hay un concierto de por medio.